“La comparación es el ladrón de la alegría”. Theodore Roosevelt
Cuando te concentras constantemente en cómo lo están haciendo los demás, impides tu propio crecimiento personal. Para poder comparar dos cosas, deben tener las mismas constantes, pero no hay dos personas iguales.
Cómo dejar de compararte con los demás.
Cada vez que te encuentres a ti mismo comparándote con otros, cambia esto a inspiración. Pregúntate, ¿qué puedes aprender de esta persona? ¿Cuáles son las cosas que te gustan de esta persona? ¿Cómo puedes aplicar estas cosas en tu vida?
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No compares dónde estás. Todos tenemos diferentes viajes. ¡La mayoría de las personas no inician sus propios negocios hasta bien entrados los treinta!
No vea a esta persona como una competencia, pero sea feliz por su éxito. ¡Véalo como prueba de que usted también puede hacerlo! Hay suficiente espacio en el mundo para todos los que quieran comenzar su propio negocio.
Cuando dejas de compararte con otras personas, los celos y la inseguridad se detienen. ¡Y eso es verdaderamente liberador! ¡Concéntrese en a dónde va, en lugar de mirar dónde están los demás!
Sólo hay una persona con la que te compares: TÚ MISMO.
Comparate contigo mismo de ayer. Pregúntate, ¿qué aprendí hoy? ¿Qué podría hacer mejor? ¿Qué hice mejor? ¿Qué progreso hice?
Enfócate solo en ti mismo.
De tu edad
Deja de presionarte a ti mismo para que puedas hacerlo antes de una cierta edad arbitraria.
Pensar que hay una cierta edad para tener éxito es una creencia innecesaria que limita.
La edad es solo un número. En el gran esquema de las cosas, tu edad es irrelevante. También es algo que no puedes cambiar. Siempre. Así que es mejor aceptar esto ahora.
Deja de concentrarte en lo que podrías haber hecho cuando tenías 19 años y concéntrate en lo que harás cuando tengas 21. Céntrate en tu futuro, no en tu pasado.
A tus futuros clientes no les importará a qué edad comenzaste tu negocio, tampoco deberías.