Tienes que ser positivamente positivo cuando la adversidad de la negatividad sacuda tu confianza, perspectiva e incluso identidad.
Debe tener almacenado en los almacenes de su alma, mente y espíritu una resolución firme e insaciable de ver más allá de los problemas en el panorama general de su vida e incluso de la vida en general. No puedes y no debes dejar que los problemas se abran tanto en el ojo de tu mente que no logres ver el terreno más alto en el que se asentarán tus convicciones sobre las mejores cosas por venir en medio de las tormentas de la vida. Sé convencido de que lo harás mejor, de que las cosas mejorarán y de que tendrás que aguantarte mejor. Deja de maldecir la oscuridad, como dice el viejo proverbio, y enciende una vela. Los tiempos difíciles y las pruebas terribles pueden presionar su dolor, pero desde dentro debe surgir esa esperanza y confianza continuas de que los tiempos no pasarán y la vida realmente es mucho mejor que esos momentos difíciles.
Mi fe en la providencia y la soberanía del toque de Dios en mi vida es la cisterna más profunda que bebo cuando estoy bajo fuego. Él tiene una forma de tomar incluso lo peor de lo que me puede pasar y convertirlos en momentos de crecimiento, visión y fortaleza. Él es el Padre que nunca tuve, Su Hijo, el hermano mayor, siempre me hubiera gustado y Su Espíritu la cálida presencia en los días más fríos y sombríos. Es una comunión que Él ofrece a todos los que la buscarían, como dice la Escritura: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar”.
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