Mi esposo se estresaría por mucho tiempo antes de descolgar el teléfono para hacer una llamada. Ni siquiera podía pedir una pizza o hacer una reserva en un restaurante sin ansiedad. Explicó que si bien podía manejar la conversación al principio, la otra persona que hablaba por teléfono podría preguntarle algo que no sabía o no podía responder. Algo sobre eso era insoportable para que lo considerara, a pesar de que no podía expresarlo en ese momento.
Y olvídate de contestar una llamada, ya que no tendría idea de quién estaba en el otro extremo o qué es lo que ellos querían.
Resulta que tenía un trastorno obsesivo-compulsivo ‘Pure O’ no diagnosticado y no tratado. En su mente, intentaría repasar todos los escenarios posibles sobre lo que la persona en el otro extremo querría hablar.
Donde las personas sin TOC también podrían detenerse brevemente para pensar acerca de lo que la otra persona podría querer hablar, su mente continuaría ejecutando docenas de escenarios, incluso cosas que tenían muy pocas probabilidades de suceder. No podía detenerlo, aunque sabía que era ilógico. Así que, para evitar que se hundiera en el agujero del conejo, evitó usar el teléfono.
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La terapia cognitiva conductual, el tratamiento con medicamentos apropiados y las habilidades aprendidas para sobrellevar esto lo han abordado bastante bien.