Mi gato acaba de morir y me siento deprimido. ¿Qué tengo que hacer?

Debes recordar los buenos tiempos, y si el gato estaba enfermo, y con dolor esa muerte realmente es una liberación. Esa es la realidad. ¿Ya sabes? Te ha encantado ¿Atesorado son pequeños bigotes contra tu barbilla? Piensa en lo horrible que sería mantener vivo a un animal enfermo y disfuncional. La vida afortunadamente terminó con el tiempo. Esa es la promesa de toda muerte. Cuando la cosa ya no puede soportar la belleza de la vida, la vida se va. ¿Recuerdas cuando tu gatito vino a ti? ¿Qué tan lleno de vida estaba? Luego piense en estos últimos días o semanas, en cómo el gato ya no era el mismo, no comía ni encontraba las cosas habituales tan divertidas. Es triste que muera, y más triste es que continúe con su concha. Lo siento mucho.

La depresión es depresión, ya sea por un gato, una abuela o nada en absoluto.

Si bien los desequilibrios dentro de las causas causan mal funcionamiento, la verdad es que la depresión debe alimentarse para crecer. A menudo, cuando las presiones, situaciones y realidades externas estresantes se combinan con estos desequilibrios, tendemos a pasar por episodios depresivos que succionan la vida.

Hablo de que este es mi libro. Descifrar el código de depresión

Es una descarga GRATUITA si quieres.

NO cadenas. Si te ayuda de alguna manera estoy feliz.

Simple como eso.

Primero, permítame ofrecerle mis simpatías por su pérdida. Perder a una mascota es tan devastador como perder a un miembro de la familia. Después de todo, han sido ese miembro durante años.

Puede ser difícil y muchos te dirán que simplemente lo superes. Nunca lo superas, pero puedes superarlo. Dale tiempo. Para algunos, nunca pensarían en reemplazar a su amado amigo. Para otros, un nuevo gatito es justo lo que necesita para recuperar la alegría.

Cada uno es diferente y se aflige con su propio camino. Comparte algunas fotos e historias de tus tiempos juntos. No estás solo y a todos nos encanta ver lo hermosos que son los seres queridos de los demás.

Aquí hay una foto de mi Furby. Nos conocimos cuando él tenía dos semanas y tuve la suerte de compartir mi vida con él durante más de 12 años. Era un gato que pensaba que era un perro y siempre me hacía sonreír y reír. DEP