¿Cómo podemos hacer que nuestras confrontaciones sean lo más productivas, saludables y efectivas posible? Aquí hay cinco estrategias clave: [1]
1. prepararse mentalmente
Evalúe cuidadosamente lo que está pensando y sintiendo, e identifique el problema real que necesita abordar. Descubra todos los factores tangenciales, emociones y problemas que no son relevantes o esenciales para la discusión. Luego, evalúe la mejor manera de acercarse a esta persona específica (cada persona tiene un conjunto único de preferencias, valores, mentalidades y cosmovisión) y prepare lo que dirá en detalle.
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Intente imaginar a qué se preocupa más la persona con la que se está enfrentando en este tema, tal vez su agenda oculta, y póngase en su lugar para poder anticipar cómo responderán y estar preparado para eso. Además, piense en la resolución ideal para ambos.
2. Preparar el escenario.
Recuerde, la confrontación no tiene por qué significar una “lucha”. Primero, busque un entorno seguro para la confrontación. No solo explote en una reunión pública, por ejemplo, “¡Tenemos que hablar de esto AHORA!” En privado, pida permiso para discutir la situación y programe una hora que sea mutuamente conveniente. Aquí hay un ejemplo: “ Nancy, me gustaría tener la oportunidad de discutir contigo un tema que he tenido en mente sobre cómo nos comunicamos entre nosotros. ¿Estaría abierto a eso? ¿Cuándo podría ser un buen momento para hablar?
Sea duro con los temas pero suave con la persona: afirme su compromiso con la relación y reconozca lo que está sucediendo en la relación, así como su opinión de que existe la necesidad de abordar el problema en particular. Diga lo que necesita para presentar el tema, pero con el mayor cuidado, respeto y compasión que pueda reunir.
3. Participar productivamente
Cuando se conecte con la otra parte y se enfrente a ella, haga su declaración de apertura de una manera no emocional, basada en hechos, luego deje de hablar. No haga gofres, no agregue calificadores y no siga y siga. (Una vez me gritó mi jefe, un vicepresidente senior, en una reunión con el equipo de liderazgo, quien dijo: “Kathy, ¿vas a dejar de hablar y nos dejaremos abordar el tema, o no?” ¡Ouch!) otra persona responde, y verdaderamente ESCUCHA a ellos.
4. Dilo bien
Recuerde que esto debe ser una discusión abierta, honesta y directa de lo que ambos necesitan y desean. Lo más probable es que usted y la otra parte estén a una distancia considerable, eso es natural y es de esperarse. Confíe en lo que quiere y a lo que tiene derecho (tenga datos, hechos, investigaciones, hallazgos, apoyo) y sepa hasta dónde llegará, pero sea lo más flexible posible. Y finalmente, no tomes nada personalmente. (Para obtener más información sobre este concepto de vital importancia, lea el fabuloso libro Los cuatro acuerdos de Don Miguel Ruiz para obtener un poderoso código de conducta personal que brinda una nueva experiencia de libertad y felicidad, uno de los aspectos es evitar tomar cualquier cosa personalmente).
5. Creer en la posibilidad de una resolución mutuamente satisfactoria.
No se adhiera rígidamente a cómo debe verse el resultado. Explore y discuta posibles soluciones y alternativas, y trate de enfocarse en las necesidades y deseos individuales de ambas partes. Entra en esto creyendo que puedes llegar a un compromiso o solución que los satisfaga a ambos.
Notas al pie
[1] 5 pasos críticos para la confrontación audaz