En mi opinión personal, muchos de nosotros hemos establecido altos estándares y expectativas para nosotros mismos. Solo cuando no somos capaces de cumplir con estas expectativas, comenzamos a sabotearnos a nosotros mismos y las personas que nos rodean sintonizamos inconscientemente para atacarnos por nuestras limitaciones.
Como tal en la vida, no hay nada llamado “estado de perfección”. Todos podemos esforzarnos por alcanzar la excelencia, pequeñas mejoras de forma regular, lo que nos convierte en una mejor persona de lo que éramos el día anterior.
La parte triste es que nuestra sociedad y nuestro sistema educativo nos han entrenado para esta carrera loca para lograr la perfección. Cuanto antes nos demos cuenta de esto y mantengamos preparados a los niños de la próxima generación, mejor. De lo contrario, solo tendríamos una sociedad interesada en alcanzar objetivos materialistas, pero no tenemos un propósito real para vivir o realizar la felicidad en momentos simples de la vida.