Imagina que abres los ojos y que lo que ves es normal. Lo que te sucede en la vida cotidiana. Lo que tu definición de normal es.
Pero, sabes que algo está mal. Algo que no puedes señalar con el dedo.
Caminas y tratas de ir y llegar, pero luego chocas contra una pared, una transparente. Usted entiende la trampa. Estás atrapado dentro de una caja, una caja de vidrio.
Estás atrapado en esta caja. En este cubo espejo disfuncional, unidireccional. Transfiere y recibe mensajes, de acuerdo. Pero lo tuerce. Puedes verlos, a los que amas; abandonarte, ser malo contigo, decir que son felices sin ti y que debes evitarlos y / o posiblemente morir.
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Ya sabes. Sabes que no es cierto. Que te quieran Ellos no dirían tales cosas, ¿verdad? Pero esta terrible caja de cristal te convence de cosas que en realidad pueden ser imposibles. Te ahoga en tristeza, culpa y tristeza inmerecidas.
Te hace cuestionar tu propia autoestima. Te hace preguntarte por qué la gente te quiere. Lentamente, cree que no debe merecer apoyo, que es una carga.
Te hace sentir que la gente no te entiende. Te hace sentir que no mereces ninguna felicidad.
Juega trucos. Interrumpe tu paz. Se roba el hambre, la sed y el sueño. Te hace llorar y ahogarte en tu desesperación. Te hace olvidar tus instintos biológicos, animales de supervivencia. Te hace querer morir.
Tratar de escapar es inútil. Te deja agotado cada vez. Te hace cuestionar cada vez, “¿Por qué luchar más? ¿Por qué no rendirse? ”Empujas, golpeas, gritas, lloras. Nadie se da cuenta. Te sientes ignorado, herido en este infierno llamado ‘yo’.
La caja de cristal se hace más pequeña cada día. El primer día, te sientes incómodo y un poco triste. Para el día 30, te sientes pasivo o suicida activo.
La caja de cristal es cada vez más pequeña.
Intenta patear, puñetazos, disfruta viendo cómo se deteriora el espesor, adelgaza. No preocuparte por esas cicatrices, esas heridas, ese dolor que estás ignorando porque tu dolor mental es mucho peor que ellos. Estás saboreando ese sentimiento. Sentirse más alto que el sol, solo sabiendo que definitivamente destruirás tu prisión.
Entonces, el dolor físico se filtra; Añadiendo lenta y constantemente, mezclándose con el dolor. Esa adrenalina, esa manía, esa euforia enfermiza se está desvaneciendo en el aire. Todo el mundo va negro, gris y rojo. La venganza, el dolor, la culpa, el dolor, la desesperación, la claustrofobia. Las abolladuras y el daño del vidrio que hiciste, se repara lentamente y se vuelve más fuerte. Ahora te sientas, lloras y te haces daño con la esperanza de escapar.
Mi caja de cristal es mi prisión. No tengo esperanzas de salir. Me va a chupar algún día. Las amenazas temporales no me mantendrán vivo por mucho tiempo. No siento amor Mi única escapada? Muerte.
Hola a mi mundo, extraño. Quieres salir? Haz tu mejor esfuerzo, digo.