Pensé que tal vez solo era una parte del crecimiento, pero incluso entonces estaba confundida en cuanto a lo que estaba sucediendo. Cuando le dije a la gente que me decían que estaba inventando cosas y queriendo atención, o simplemente estaba teniendo una imaginación hiperactiva. Al principio no ocurrían todo el tiempo, más a intervalos aleatorios.
Al principio escuché voces suaves, con algunas sombras en el borde de mi visión. Cuando las voces se convirtieron en llamadas de reprensión y el susurro se transformó en gritos, ya no pude descartarlos y esa confusión se convirtió en miedo; Las alucinaciones auditivas se hicieron más constantes, especialmente en momentos de estrés y agotamiento. Eran, y siguen siendo, tan reales como mis dedos al tocar estas teclas o cuando mis padres me informaron cuando no estaban de acuerdo conmigo.
Ya no les tengo tanto miedo, pero siguen distrayéndome. He aprendido a lidiar con ellos mejor, tengo estrategias para superarlos y, a veces, incluso maneras de silenciarlos un poco. Las visuales siempre están acompañadas de paranoia, y eso es aún difícil de controlar pero para otro momento.
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