Cuando nacemos en este mundo, junto con educarnos, trabajar y vivir como todos, también fomentamos ciertos hábitos, gustos y aversiones. A la mayoría de las personas les gusta jugar y tener una u otra obsesión. Cada cosa que nos apegamos es como un juguete con el que todos nos enojamos por un tiempo y cuando nos cansamos de él, lo tiramos y recogemos otro.
Uno puede estar obsesionado con el dinero, otro: el poder, algunos otros: la riqueza, y otros el vino o las mujeres, etc. Whatsapp, Candycrush, los juegos móviles son tan pequeños como otras obsesiones.
El hombre nunca puede cansarse de la obsesión con el dinero, el poder, la riqueza, el vino y las mujeres. Solo su vida debe enseñarles una lección como resultado de sus acciones. Pero la mayoría de las otras obsesiones más pequeñas no suelen ser tan dañinas, pero desperdician mucho tiempo personal que no es muy bueno.
Por lo general, los hábitos son difíciles de eliminar, como se sabe, se elimina ‘h’, y queda ‘un poco’. Quitar ‘un’ todavía ‘bit’ permanece. Incluso si eliminas ‘b’, queda. Es tan difícil de cambiar. Pero a su debido tiempo, uno puede cansarse de un hábito y puede cambiar a otro hábito más o menos dañino.
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Pero una cosa importante a tener en cuenta sobre los hábitos es que un hábito se reemplaza por otro.
Entonces, al darse cuenta de esto, lo que uno puede hacer es cambiar un hábito con un hábito menos dañino o, si es posible, cambiar a un buen hábito que sea realmente beneficioso. Uno puede intentar cambiar de “WhatsApp” a “Quora”, lo cual no es perjudicial sino beneficioso.
A veces, es posible que tengamos que elegir el mal menor entre las opciones existentes.