La terapia de aceptación y compromiso (ACT) comparte muchos paralelismos con el budismo. ACT difiere de la TCC (Terapia cognitivo-conductual) en que en lugar de desafiar los pensamientos angustiantes al buscar evidencia y encontrar una respuesta más racional, en ACT, el pensamiento se acepta como un pensamiento y luego se desactiva utilizando tres técnicas amplias: ) atención plena, incluyendo estar presente en el momento y técnicas de difusión; (2) la aceptación; (3) Un compromiso con la vida basada en valores.
La atención plena es una forma de observar nuestra experiencia, en el momento presente, sin juzgar. La atención plena nos ayuda a “desactivar”, a distanciarnos de pensamientos, reacciones y sensaciones inútiles. – “No puedes detener las olas, pero puedes aprender a surfear” (Kabat-Zin 2004)
La aceptación: en términos generales, tratar de deshacernos de la angustia solo la aumenta y la convierte en algo traumático. La alternativa es aceptarlo, pero eso no significa ser derrotado o tolerar el sufrimiento. Aprendemos a hacer espacio para sentimientos dolorosos, pensamientos y sensaciones, permitiéndoles estar allí, yendo y viniendo sin que luchemos contra ellos.
Compromiso y valores basados en la vida: liberándonos de las trampas y barreras de la vida, y viendo lo que realmente queremos que sea nuestra vida.
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