Cuando percibes la belleza, en el mundo que te rodea, es desde ese mismo lugar de belleza dentro de ti. Sólo la belleza puede ver la belleza. Solo puedes detectar la información de la belleza, desde el lugar dentro de ti que vibra a la misma frecuencia que la belleza que estás experimentando.
Todo es energía. Un hermoso amanecer, por ejemplo, es la energía. Toda su manifestación es una vibración que parpadea y palpita. Incluso hace música si la pudieras escuchar.
Experimentas la vibración de un amanecer desde esa misma frecuencia de energía que ya está en ti. Toda la belleza es un reflejo de tu propia alma.
Es como si fueras una guitarra con cuerdas. Una salida del sol toca ciertos acordes y sientes la vibración, y escuchas el sonido de tus propias cuerdas pulsadas. La belleza que experimentas eres TÚ. El regalo que da la belleza, es que otorga poder a tu propia belleza. Esa vibración activa un área del cerebro que luego libera un componente químico en armonía con esa vibración, desde tu cerebro hasta tu cuerpo. Esa química activa el sentimiento de bienestar y alegría, incluso el amor. Pero es tu propia energía la que libera esa química.
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La belleza es un músico. Tú eres su instrumento. La belleza pone sus dedos antiguos sobre tus delicadas cuerdas y resuena el genio que levanta el corazón. No puedes experimentar nada hermoso con lo que no tengas una energía correspondiente.
Es por eso que te sientes tan feliz cuando ves cosas hermosas. El universo está sosteniendo tu cara y besando tu frente por ser tan hermoso.