No estás siendo completamente honesto contigo mismo: estás obteniendo una recompensa por esta trampa de ser “el mayor perdedor”, y no lo reconoces.
La recompensa es “evitar el riesgo y la responsabilidad”. Al aferrarte a la idea de que eres un perdedor, obtienes una justificación incorporada para evitar las cosas que son riesgosas. También tienes una fuerte armadura para evitar la responsabilidad.
La responsabilidad y el riesgo nos ponen nerviosos, nos ofrecen la oportunidad de fallar o cometer grandes errores. Si cuenta la historia de que usted es un perdedor, entonces no tiene que enfrentarse a las opciones que se presentan al darse cuenta de que usted es responsable de su propia vida. Eso alivia la ansiedad, pero el costo es alto, como ha indicado al señalar que la vida se vuelve sin sentido y vacía como resultado de todo lo que evitó.
Puede elegir en cualquier momento: puede dejar de contar esa historia sobre usted y asumir el riesgo y la responsabilidad inherentes a estar vivo, o puede seguir contando la historia y sufrir la erosión de su libertad y el sentido del valor de la vida. .
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