La mayoría de las ansiedades son el funcionamiento de los sistemas de defensa del ego: tienes ideas sobre qué tipo de persona eres, y el hecho de que te pidan hacer matemáticas provoca miedo al fracaso, que es una amenaza para el ego. Eso desencadena la fisiología antigua, inyectando adrenalina y estimulando las respuestas de lucha o huida para evitar el “peligro”.
El solo hecho de poder ver esto en su propia experiencia puede ser útil: si puede notar los pensamientos y sentimientos que tiene cuando se le pide que haga matemáticas en el trabajo, es posible ver el mecanismo en funcionamiento: su mente piensa que su ego está en peligro. Esa es una identidad falsa, pero se siente muy real. Respire, relájese y observe: observe que es posible observar esa reacción sin enredarse en ella.
Esta “separación del observador de la reacción” es clave: el hecho de que puedas observar una reacción psicológica de manera desapegada demuestra que el ego que está siendo protegido no es la única manera de comprenderse a uno mismo . Si eres ese ego, ¿entonces quién está observando? Obviamente, hay más de una forma de representar el concepto “yo mismo”, ¿sí?
Cuando su mente comprende esto, entonces puede obtener algo de espacio para respirar: existe la reacción psicológica de la defensa del ego, con su ansiosa protección, y luego está un observador tranquilo que controla la reacción. Dos tipos de “yo”. Lo que necesitas es que este yo observador se interese por el problema matemático real … ese tipo de yo no se ve envuelto en la reacción del ego, es capaz de pensar en una división larga sin pensar “¡Me estoy muriendo aquí!”.
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Ese observador es la primera etapa en el camino hacia el verdadero yo, por cierto. Así que esto es más que simplemente “matemáticas sin lágrimas”.