¿Cuáles son los mecanismos neurológicos del cambio de hábito?

El principal mecanismo neurológico de la “formación de hábito” parece ser el aprendizaje por refuerzo, que afecta principalmente a los ganglios basales en el interior del cerebro y está mediado por la dopamina.

Los hábitos se pueden formar al ser “recompensados” (un resultado positivo inesperado) o simplemente al repetirlos (secuencias de comportamiento predecibles). El neurotransmisor dopamina parece ser central en este proceso, especialmente para el refuerzo positivo de los hábitos, y es por esto que la dopamina ha sido un foco de investigación sobre la adicción a las drogas.

El “cambio de hábito” es posiblemente un caso especial de “formación de hábito”. Cambia un hábito al aprender uno nuevo que eventualmente reemplaza el patrón de comportamiento anterior.

Sorprendentemente, los hábitos son más fáciles de aprender que de desaprender. Este efecto a veces se llama “inhibición latente” (http://en.wikipedia.org/wiki/Lat…). Parece que el cerebro no tiene un circuito de “desaprendizaje”, por lo que los hábitos se eliminan principalmente de tres maneras:

  1. Desuso – Los hábitos se desvanecen con el tiempo si no se usan.
  2. supercedimiento: el cerebro selecciona el hábito más reforzado, por lo que los nuevos hábitos más fuertes anulan a los más viejos y débiles.
  3. “Detener el comportamiento”: el cerebro tiene un mecanismo para suprimir una actividad una vez iniciada. En este caso, el hábito sigue ahí, pero un nuevo hábito intenta detener la ejecución del hábito anterior, como cuando haces algo de forma automática, pero luego te detienes porque recuerdas las malas consecuencias.